En el ajetreo diario de nuestras vidas profesionales, es común que la actividad física se desplace a un segundo plano. Sin embargo, mantener una rutina de ejercicio regular no solo es importante para mantener una buena salud física, sino también para nuestro bienestar mental y emocional. Sabemos que para aquellos que han tomado la decisión de emprender o aquellos que cuentan con un horario de oficina, integrar la actividad física en la jornada laboral puede parecer un desafío, pero con un poco de planificación y compromiso, es perfectamente factible. Aquí te contamos cómo.
El primer paso es identificar los momentos en los que puedes incorporar actividad física en tu rutina diaria, identifícalos y luego anótalos en un lugar que te sea fácil de recordar y visualizar.
1. Aprovecha los momentos de tiempo libre:
El primer paso es identificar los momentos en los que puedes incorporar actividad física en tu rutina diaria, identifícalos y luego anótalos en un lugar que te sea fácil de recordar y visualizar (como una nota adhesiva que puedas pegar en tu sitio de trabajo), considera las pausas para el café o el almuerzo como oportunidades para moverte. Un breve paseo o una serie rápida de estiramientos pueden marcar una gran diferencia. Puedes incluso optar por hacer una caminata rápida durante las reuniones telefónicas.
2. Establece metas realistas:
Para evitar sentirte abrumado, establece metas alcanzables y específicas. En lugar de comprometerte a una hora de gimnasio diaria, comienza con sesiones de 15 a 20 minutos de ejercicios en casa o en una sala de descanso de la oficina. La clave está en adquirir consistencia.
3. Implementa el concepto de “Ejercicio en el trabajo”:
Incorpora movimientos sencillos en tu rutina diaria como realizar ejercicios de movilidad articular cada hora y/o realizar estiramientos en el escritorio, si lo prefieres puedes invertir en un escritorio ajustable para alternar entre estar sentado y de pie. También es importante que le brindes un descanso a tus ojos, así que de vez en cuando deja a un lado la pantalla y date un momento para observar otros objetos. Estos pequeños ajustes pueden contribuir significativamente a tu actividad física diaria.
4. Programa sesiones de ejercicio:
Trata tu tiempo de ejercicio como una reunión importante en tu agenda, programa sesiones de entrenamiento y cúmplelas como lo harías con cualquier otra cita de trabajo. La disciplina y el compromiso son esenciales para asegurar que el ejercicio se convierta en una prioridad en tu vida profesional.
5. Encuentra un compañero de ejercicio:
El ejercicio en compañía puede ser más motivador y divertido, rodéate de colegas o compañeros que también estén interesados en mantenerse activos, pueden organizar sesiones de entrenamiento en grupo o compartir estrategias para mantenerse en forma, lo que además fomentará un ambiente de trabajo más saludable y colaborativo.
6. Utiliza recursos tecnológicos:
Aprovecha las aplicaciones relacionadas con el fitness y/o hábitos saludables como Mindsody, ya que te ayudarán a monitorear tu actividad diaria y establecer metas. Estos recursos no solo proporcionan motivación adicional, sino que también te permiten evaluar tu progreso y ajustar tus objetivos según sea necesario.
En resumen, integrar la actividad física en una jornada laboral ajetreada es posible, lo único que necesitas es un enfoque estratégico adaptado a tus circunstancias. Al identificar oportunidades para moverte, establecer metas realistas, y programar el ejercicio como una prioridad, puedes mejorar tu salud y bienestar sin comprometer tu rendimiento profesional. Recuerda que la clave es hacer del ejercicio una parte natural de tu rutina diaria y disfrutar de los beneficios que trae tanto a tu cuerpo como a tu mente.
Ahora que ya has tomado nota, a empezar a moverte.
Comments
A implementarlos desde ya! gracias. Ahí dejo mi me gusta.